Desbloquea el poder oculto de tu PC para un inicio instantáneo que te sorprenderá

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¿Hay algo más frustrante que encender tu ordenador por la mañana, ansioso por empezar el día, y que te reciba con una lentitud exasperante? ¡Lo sé, a mí también me ha pasado muchísimas veces!

Esa espera interminable mientras el sistema operativo se carga y los programas se inician uno a uno te roba minutos preciosos y te llena de una sensación de improductividad antes incluso de empezar.

Parece que, con cada actualización o nueva aplicación que instalamos, nuestro fiel compañero digital se vuelve un poco más perezoso, sin importar si hablamos de un portátil o un potente sobremesa.

He notado cómo incluso equipos relativamente nuevos empiezan a arrastrarse tras unos meses de uso intenso, acumulando procesos en segundo plano y archivos innecesarios.

La realidad es que el ecosistema digital actual exige más, y las soluciones a menudo están más allá de simplemente comprar un nuevo SSD NVMe, aunque es un excelente punto de partida.

Pero no te preocupes, querido lector, porque he dedicado incontables horas a investigar y probar soluciones, descubriendo que no necesitas ser un experto técnico ni gastar una fortuna en nuevo hardware para darle una segunda vida a tu máquina.

De hecho, muchas de las causas de un arranque lento son sorprendentemente fáciles de solucionar con unos pocos ajustes. ¡Prepárate para recuperar esos valiosos segundos de tu vida digital!

¡Prepárate para recuperar esos valiosos segundos de tu vida digital! Abajo exploraremos en detalle cómo lograrlo.

La Dieta Digital de tu PC: Un Buen Inicio

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Mi experiencia me ha enseñado que la acumulación digital es el enemigo número uno de la velocidad. Piénsalo: cada archivo descargado, cada programa instalado que luego no usamos, cada copia de seguridad que se queda olvidada en el disco duro… todo eso suma y, aunque no lo parezca, va frenando tu sistema. He visto cómo ordenadores que eran verdaderas balas al comprarlos, se arrastraban a los pocos meses por una simple acumulación de basura digital. Es como cuando intentas correr con una mochila llena de piedras; al principio puedes, pero pronto te agotas. Una buena limpieza no solo libera espacio, sino que también aligera la carga de trabajo del sistema operativo, permitiéndole arrancar y funcionar mucho más rápido. Recuerdo una vez que mi portátil tardaba casi cinco minutos en encender, y después de una limpieza profunda de archivos temporales y programas innecesarios, lo reduje a menos de un minuto. ¡La diferencia era abismal y la frustración desapareció por completo!

1. Adiós a los Programas Innecesarios

Todos somos culpables de instalar programas para una única ocasión y luego olvidarnos de ellos. ¿Recuerdas esa aplicación para editar fotos que usaste una vez hace tres años? ¿O ese juego que probaste y no te enganchó? Cada uno de esos programas, por pequeño que sea, puede estar consumiendo recursos en segundo plano, arrastrando el rendimiento de tu PC desde el momento en que lo enciendes. Además, muchos de ellos inician procesos invisibles que impactan directamente en el tiempo de arranque. Personalmente, me gusta revisar la lista de programas instalados cada pocos meses y desinstalar sin piedad todo aquello que no uso regularmente. Es un ejercicio de minimalismo digital que, te lo aseguro, se nota en la velocidad de tu máquina. ¡No tengas miedo de decir adiós! Tu PC te lo agradecerá.

2. Limpieza Profunda de Archivos Temporales y Caché

Navegar por internet, instalar actualizaciones, abrir documentos… todo genera archivos temporales que, con el tiempo, se acumulan en tu disco duro como una especie de suciedad digital. Si no los eliminas periódicamente, pueden ocupar gigabytes de espacio y ralentizar el acceso a la información que realmente necesitas. La caché de los navegadores también es una culpable común; sí, acelera la carga de páginas web al principio, pero si no se limpia de vez en cuando, puede volverse obsoleta y pesada. He comprobado que herramientas de limpieza de disco integradas en el sistema operativo (como el ‘Liberador de espacio en disco’ en Windows) son sorprendentemente efectivas. Hazlo una vez al mes y notarás una fluidez constante en el rendimiento de tu equipo.

Desactivando los ‘Inquilinos’ Ocultos: Controla el Inicio de tu Sistema

Uno de los mayores ladrones de velocidad en el arranque del PC son los programas que se inician automáticamente con el sistema operativo sin que tú lo sepas o sin que lo necesites. Es una táctica común de muchas aplicaciones: se instalan y, por defecto, se configuran para arrancar al mismo tiempo que Windows o macOS. Esto significa que, incluso antes de que puedas empezar a trabajar, tu ordenador ya está intentando cargar una docena de programas en segundo plano. Mi propio PC solía tardar una eternidad en volverse útil después de encenderlo, hasta que me sumergí en el administrador de tareas y me quedé asombrado por la cantidad de “residentes” silenciosos que estaban allí. Desactivar este inicio automático para la mayoría de ellos es como quitarle un peso enorme de encima a tu procesador y tu RAM justo al empezar el día.

1. La Central de Mando: Administrador de Tareas (Windows) o Preferencias del Sistema (macOS)

Aquí es donde reside el verdadero poder para tomar el control. En Windows, presiona Ctrl+Shift+Esc para abrir el Administrador de Tareas, ve a la pestaña “Inicio” y te encontrarás con una lista detallada de cada programa que intenta arrancar con tu sistema. Verás columnas como “Estado” e “Impacto de inicio”, que te darán una pista de lo mucho que ralentiza cada aplicación. Mi consejo es que desactives todo aquello que no sea esencial para el funcionamiento del sistema o que no uses de forma inmediata al encender el ordenador. Para los usuarios de macOS, el proceso es similar: ve a “Preferencias del Sistema”> “Usuarios y grupos”> “Ítems de inicio”. Allí también podrás desmarcar o eliminar los programas que no necesiten cargarse automáticamente. ¡Es increíble la diferencia que hace este simple paso!

2. ¿Realmente Necesito Esto al Arrancar? Una Pregunta Clave

Antes de desactivar un programa del inicio, pregúntate honestamente si lo necesitas de inmediato. ¿Es tu antivirus? Déjalo. ¿Es Dropbox o Google Drive? Si necesitas que se sincronicen desde el minuto uno, tal vez sí. ¿Pero Spotify, Steam, o una aplicación de edición de video? Probablemente no. La mayoría de estas aplicaciones pueden iniciarse cuando tú las necesites, y eso no afectará su funcionalidad. Al hacer este ejercicio de reflexión, te darás cuenta de que la inmensa mayoría de los programas que se inician automáticamente son prescindibles en ese momento. Este es uno de esos trucos sencillos que proporcionan un impacto brutal en la velocidad de arranque, y lo sé por experiencia propia: ¡me ahorró minutos valiosos cada mañana!

La Revolución del Almacenamiento: El SSD es el Rey

Si tu ordenador todavía funciona con un disco duro tradicional (HDD), te lo digo sin rodeos: esta es, de lejos, la mejora más impactante que puedes hacer. He visto equipos pasar de ser obsoletos a sentirse como nuevos con solo cambiar el disco. Un disco de estado sólido (SSD) es miles de veces más rápido que un HDD, ya que no tiene partes móviles y accede a la información de forma instantánea. Recuerdo el portátil de un amigo que tardaba casi diez minutos en arrancar con su viejo HDD, y después de instalarle un SSD, ¡se encendía en menos de 20 segundos! No es exageración, es la pura realidad y una inversión que, si puedes permitírtela, recuperas en productividad y tranquilidad desde el primer día. Olvídate de los cuellos de botella por la velocidad de lectura y escritura.

1. La Actualización Crucial: Sustituir tu HDD por un SSD

Este es el “Santo Grial” de las mejoras de rendimiento. Si tienes un portátil o un PC de escritorio con un HDD, cambiarlo por un SSD NVMe (si tu placa base lo soporta) o un SSD SATA 2.5″ es una transformación radical. El sistema operativo se cargará en segundos, los programas se abrirán casi al instante y la transferencia de archivos será rapidísima. No es una mejora menor; es un cambio de paradigma en cómo experimentas tu ordenador. Para mí, fue como pasar de una carretera de tierra a una autopista de seis carriles. Si no estás seguro de cómo hacerlo, hay muchísimos tutoriales en YouTube o puedes acudir a un técnico de confianza; la inversión vale cada céntimo. He realizado esta mejora en varios equipos y el asombro de los usuarios al ver la diferencia es siempre la misma.

2. Gestionando el Espacio: SSD para el Sistema, HDD para Almacenamiento

Si no puedes permitirte un SSD de gran capacidad para todo, una solución híbrida es excelente: instala el sistema operativo y tus programas más usados en un SSD de menor capacidad (por ejemplo, 256GB o 500GB), y utiliza tu antiguo HDD para almacenar archivos grandes como fotos, videos, o juegos que no necesiten una velocidad de carga extrema. Esta configuración te da lo mejor de ambos mundos: la velocidad de arranque y de las aplicaciones críticas gracias al SSD, y el almacenamiento masivo y económico que proporciona el HDD. Es una estrategia que yo mismo utilizo en mi equipo de sobremesa y me ha dado resultados excelentes en términos de rendimiento y relación calidad-precio.

Actualizaciones y Controladores: Tu Escudo de Rendimiento

A menudo subestimamos la importancia de mantener nuestro sistema operativo y nuestros controladores (drivers) al día. Pensamos que si algo funciona, mejor no tocarlo. Pero esa mentalidad puede ser contraproducente. Las actualizaciones del sistema no solo traen nuevas características o parches de seguridad; muchas veces incluyen optimizaciones de rendimiento y mejoras en la gestión de recursos que pueden hacer una gran diferencia. Los controladores son aún más críticos: son el software que permite que el hardware de tu ordenador (tarjeta gráfica, tarjeta de red, etc.) se comunique eficientemente con el sistema operativo. Un controlador desactualizado puede causar inestabilidad, errores y, sí, una ralentización general del sistema. Me ha pasado que una tarjeta Wi-Fi iba muy lenta y con una simple actualización de su driver, la velocidad se multiplicó. Es un mantenimiento constante pero muy gratificante.

1. Windows Update (o Actualización de Software en macOS): No lo Ignores

Las actualizaciones del sistema operativo son vitales. Aunque a veces parezcan molestas o largas, están ahí por una razón. Microsoft y Apple lanzan constantemente parches que mejoran la seguridad, corrigen errores y optimizan el rendimiento de tu sistema. Ignorarlas es dejar tu ordenador vulnerable y potencialmente más lento. Configura tu sistema para que las descargas e instale automáticamente en momentos de poca actividad (como por la noche) o, al menos, revísalas manualmente una vez a la semana. Un sistema actualizado es un sistema más eficiente y seguro. He notado cómo incluso problemas sutiles de rendimiento se resuelven a menudo con la última actualización acumulativa.

2. Los Controladores (Drivers): El Enlace entre Hardware y Software

Los drivers son los traductores entre tu hardware y tu sistema operativo. Si tu tarjeta gráfica tiene un driver obsoleto, no rendirá al máximo en los juegos o aplicaciones de diseño. Si el driver de tu chipset está desactualizado, el flujo de datos en tu placa base podría ser ineficiente. Siempre recomiendo visitar las páginas web de los fabricantes de tus componentes (NVIDIA, AMD, Intel, tu fabricante de placa base, etc.) y descargar los últimos drivers. Aunque Windows o macOS a veces los instalan automáticamente, los fabricantes suelen tener versiones más recientes y optimizadas. Esto es especialmente importante para la tarjeta gráfica, ya que un driver actualizado puede mejorar drásticamente el rendimiento en aplicaciones visualmente exigentes y, por ende, la percepción de la velocidad general de tu PC.

Problema Común Síntomas Típicos Solución Recomendada Beneficio Esperado
Arranque muy lento Minutos para iniciar, pantalla de carga eterna. Desactivar programas de inicio, instalar SSD. Reducción del tiempo de arranque a segundos.
Programas tardan en abrir Icono de carga constante, bloqueos puntuales. Desinstalar software innecesario, limpiar caché. Apertura instantánea de aplicaciones.
Rendimiento general bajo Todo se siente “pesado”, transiciones lentas. Actualizar drivers, liberar espacio en disco. Mayor fluidez en tareas cotidianas.
Navegación web lenta Páginas tardan en cargar, vídeos con lag. Borrar caché del navegador, extensiones excesivas. Carga rápida y fluida de contenido web.

Navegando Ligero: Optimizando tu Experiencia Web

El navegador web es, para muchos de nosotros, la puerta principal a nuestro mundo digital. Lo usamos para trabajar, estudiar, entretenernos y socializar. Pero al igual que el sistema operativo, los navegadores también pueden acumular “grasa” que los ralentiza y, por extensión, a todo el ordenador. Cada extensión que instalamos, cada pestaña que mantenemos abierta, cada dato de navegación que se almacena… todo suma y consume memoria RAM y CPU. He visto cómo ordenadores potentes se ven lastrados por un navegador con 50 pestañas abiertas y una docena de extensiones innecesarias. Optimizar tu navegador no solo lo hará más rápido, sino que también liberará recursos para el resto de tu sistema, mejorando el rendimiento general. Es una de esas pequeñas victorias que suman mucho en la eficiencia diaria.

1. Extensiones: Menos es Más

Las extensiones del navegador pueden ser increíblemente útiles, pero también son un pozo sin fondo de consumo de recursos. Cada extensión activa está ejecutándose en segundo plano, consumiendo RAM y, a veces, incluso potencia de procesamiento. Mi consejo es que seas ruthlessly selectivo: ¿realmente usas esa extensión de calendario? ¿Necesitas siete bloqueadores de anuncios? Revisa la lista de extensiones instaladas en tu navegador y desactiva o elimina todo aquello que no uses activamente o que te parezca redundante. He descubierto que, con un par de extensiones bien elegidas, tengo todo lo que necesito sin sobrecargar el sistema. Esta limpieza es como darle un soplo de aire fresco a tu experiencia de navegación.

2. Gestión de Pestañas y Limpieza de Caché del Navegador

Las pestañas abiertas son como mini-programas ejecutándose en tu ordenador. Cuantas más tengas, más memoria RAM consumirán, y más lento se volverá tu navegador y, en consecuencia, tu PC. Desarrollar el hábito de cerrar las pestañas que ya no necesitas es fundamental. Además, la caché del navegador, aunque útil para cargar páginas rápidamente, puede acumularse y volverse obsoleta, ocupando espacio y potencialmente causando problemas de carga. Borrar la caché y las cookies de forma periódica (una vez al mes, por ejemplo) asegura que tu navegador siempre funcione con los datos más actualizados y eficientes. Hay incluso extensiones que gestionan la suspensión de pestañas para que no consuman recursos si no están activas.

El Mantenimiento Invisible: Herramientas y Rutinas Inteligentes

A veces, la lentitud de nuestro ordenador no se debe a un único factor, sino a una combinación de pequeños problemas que se acumulan con el tiempo. El mantenimiento preventivo es clave, y no me refiero solo a limpiar el polvo por fuera. Hablo de rutinas de software que, realizadas de forma regular, pueden evitar que tu PC se degrade. Es como llevar tu coche al taller para una revisión antes de que se averíe. He notado cómo muchos usuarios esperan a que el ordenador sea insoportablemente lento para actuar, cuando pequeños ajustes constantes pueden prevenirlo. Invertir unos minutos a la semana o al mes en estas tareas puede ahorrarte horas de frustración y, en última instancia, alargar la vida útil de tu equipo.

1. Desfragmentación (en HDD) y Optimización de Unidades (en SSD)

Si aún usas un HDD, la desfragmentación es crucial. A medida que guardas, borras y modificas archivos, estos se van dispersando (“fragmentando”) en el disco, lo que obliga al cabezal del disco a trabajar más para encontrarlos, ralentizando el acceso. La desfragmentación los reagrupa para que el acceso sea más rápido. Para los SSD, la desfragmentación es innecesaria y contraproducente, pero necesitan una optimización periódica (TRIM) que se encarga el sistema operativo automáticamente, asegurando que el controlador del SSD sepa qué bloques de datos pueden borrarse, manteniendo su velocidad. Revisa que esta función esté activa en tu sistema, o ejecútala manualmente si es necesario.

2. Escaneo Antivirus y Antimalware Regular

Un virus o un software malicioso no solo compromete tu seguridad, sino que también puede consumir enormes cantidades de recursos del sistema, ralentizándolo drásticamente. Programas en segundo plano no deseados, pop-ups constantes, redirecciones de navegador… todos son síntomas de una infección que está devorando la velocidad de tu PC. Asegúrate de tener un antivirus actualizado y programa escaneos completos regularmente (una vez a la semana o cada quince días). Además, considera usar una herramienta antimalware complementaria para detectar amenazas que tu antivirus principal podría pasar por alto. Es una inversión de tiempo mínima para la tranquilidad y el rendimiento que te proporciona.

El Toque Final: Una Configuración Personalizada para el Rendimiento

Finalmente, una vez que hemos limpiado, optimizado y actualizado, podemos afinar aún más el rendimiento de nuestro PC con algunos ajustes personalizados. A veces, las configuraciones por defecto del sistema operativo priorizan la estética o la facilidad de uso sobre el rendimiento puro, y ajustarlas a nuestras necesidades puede darnos ese empujón extra de velocidad. Recuerdo que al desactivar algunas animaciones visuales en Windows, la interfaz se sentía muchísimo más ágil, especialmente en equipos con menos recursos gráficos. Estos pequeños cambios, aunque sutiles individualmente, juntos crean una experiencia de usuario mucho más fluida y responsiva. Es como darle los últimos retoques a una obra de arte para que brille con todo su esplendor.

1. Ajustes Visuales y Efectos de Rendimiento

Los sistemas operativos modernos, como Windows y macOS, utilizan muchas animaciones y efectos visuales para hacer la interfaz más atractiva (sombras, transiciones suaves, transparencias). Si tienes un ordenador de gama baja o media, o simplemente quieres cada gota de rendimiento posible, desactivar algunos de estos efectos puede marcar una diferencia notable en la fluidez de la interfaz. En Windows, puedes ir a “Propiedades del sistema”> “Configuración avanzada del sistema”> “Rendimiento”> “Configuración” y seleccionar “Ajustar para obtener el mejor rendimiento”. En macOS, ciertas animaciones se pueden desactivar en “Preferencias del Sistema”> “Accesibilidad”> “Pantalla”. Pruébalo y observa si la interfaz se siente más ágil al abrir y cerrar ventanas, o al minimizar aplicaciones.

2. Plan de Energía y Gestión de la Batería (en Portátiles)

Para los usuarios de portátiles, el plan de energía es un factor crítico. Muchas veces, por defecto, el sistema está configurado en un “Modo equilibrado” que prioriza la duración de la batería sobre el rendimiento máximo. Si estás usando tu portátil conectado a la corriente y necesitas el máximo rendimiento (por ejemplo, para gaming, edición de vídeo, o tareas exigentes), asegúrate de cambiar tu plan de energía a “Alto rendimiento” o “Máximo rendimiento”. Esto asegurará que tu CPU y GPU funcionen a sus velocidades máximas sin restricciones. También, la gestión de la batería y su salud pueden afectar el rendimiento con el tiempo, así que monitorearla con herramientas internas o de terceros puede ser útil para anticipar problemas.

Para Concluir

Recuperar la agilidad de tu PC no es magia, es un proceso de atención y mantenimiento constante. Como hemos explorado, cada pequeño ajuste, desde la limpieza digital hasta la elección de un SSD, suma para transformar tu experiencia.

No se trata solo de la velocidad bruta, sino de eliminar esa frustración diaria, de sentir que tu máquina te acompaña y no te frena. Atrévete a aplicar estos consejos y te aseguro que redescubrirás el placer de usar un ordenador rápido y eficiente.

¡Tu tiempo y tu productividad te lo agradecerán infinitamente!

Información Útil que Debes Conocer

1. Realiza copias de seguridad regularmente: Antes de cualquier cambio importante o simplemente como rutina, asegúrate de tener una copia de seguridad de tus archivos importantes. Esto te dará tranquilidad ante cualquier eventualidad.

2. Considera el almacenamiento en la nube: Para archivos muy grandes o aquellos a los que necesitas acceder desde varios dispositivos, servicios como Google Drive, OneDrive o Dropbox pueden liberar espacio valioso en tu disco duro principal.

3. Monitorea la salud de tu disco duro: Utiliza herramientas como CrystalDiskInfo (para Windows) o la Utilidad de Discos (para macOS) para verificar el estado de tu SSD o HDD. Una unidad con problemas puede ser la causa de una ralentización drástica.

4. Evalúa software alternativo más ligero: Si una aplicación específica consume muchos recursos, busca alternativas más ligeras o versiones “Lite”. A veces, un editor de fotos o un reproductor de video más sencillo puede ser suficiente y mucho más eficiente.

5. Reinicia tu PC periódicamente: Aunque parezca obvio, reiniciar el ordenador (no solo suspenderlo) libera la memoria RAM, cierra procesos que se han quedado “colgados” y permite que el sistema se inicie de cero de forma óptima.

Resumen de Puntos Clave

Para un PC más rápido, prioriza la limpieza digital (adiós programas y archivos temporales), toma el control de los programas que inician con el sistema, considera seriamente la actualización a un SSD, mantén tu sistema operativo y controladores actualizados, y optimiza tu navegador web.

El mantenimiento regular y los ajustes finos personalizados son la clave para disfrutar de un rendimiento óptimo y una experiencia de usuario fluida y sin frustraciones.

Preguntas Frecuentes (FAQ) 📖

P: ero en serio, ¿cuáles son esas “causas sorprendentemente fáciles” que mencionas? Es que mi ordenador se arrastra y no entiendo por qué, si lo cuido.
A1: ¡Ay, esa es la pregunta del millón que todos nos hacemos! Mira, la mayoría de las veces, no es que tu ordenador se haya vuelto tonto de repente. Es más bien una acumulación, como cuando vas guardando cosas en un armario hasta que ya no cierra. Piensa en todos esos programas que se inician automáticamente al encenderlo, muchos sin que te des cuenta y sin que los necesites de inmediato. Luego están los “restos” de programas que desinstalaste mal o archivos temporales que Windows nunca borra del todo. Y ni hablemos de los navegadores, que se van atiborrando de extensiones y cachés. Incluso algo tan simple como no tener actualizados los drivers de la tarjeta gráfica o del chipset puede ralentizar el arranque. Mi consejo, después de ver tantos casos, es que la clave está en mirar lo que corre en segundo plano y limpiar el desorden digital. Te prometo que te sorprenderá lo mucho que se mejora solo con eso.Q2: ¿

R: ealmente crees que no necesito gastar una fortuna en hardware nuevo? Es que ya me veía comprando otro equipo, ¡y la economía no está para eso! A2: ¡Uf, te entiendo perfectamente!
La presión de tener que desembolsar una pasta gansa por un ordenador nuevo cuando el tuyo “funciona” es tremenda, ¿verdad? Y sí, soy firme creyente de que en la inmensa mayoría de los casos, la respuesta no es comprar hardware de inmediato.
Es cierto que un SSD NVMe es una maravilla y transforma cualquier equipo viejo, pero antes de llegar a eso, hay muchísimo que puedes hacer con lo que ya tienes.
He ayudado a amigos y familiares a revivir sus viejos portátiles, de esos que pensaban que ya solo servían para pisapapeles, simplemente optimizando el software.
Cosas tan básicas como gestionar los programas de inicio, limpiar el disco o desinstalar aplicaciones que no usas pueden hacer milagros. Es como afinar un coche: a veces no necesitas un motor nuevo, solo ajustar lo que ya hay.
¡Primero agota todas las opciones de optimización, te aseguro que te ahorrarás un buen dinero! Q3: Suena bien eso de ‘pocos ajustes’, pero soy un poco negado/a con la tecnología.
¿De verdad podré hacerlo sin liarla parda? A3: ¡Absolutamente! Entiendo perfectamente ese miedo a “meter la pata” cuando no eres un gurú de la informática.
Créeme, he visto ese pánico en los ojos de mucha gente. Pero la buena noticia es que las soluciones de las que hablo no requieren ser un ingeniero espacial ni te harán sudar la gota gorda.
Estamos hablando de cosas tan simples como ir al Administrador de Tareas y deshabilitar un programa de inicio, o usar las herramientas de limpieza de disco que ya vienen integradas en tu sistema operativo.
Hay pasos muy sencillos, guiados y que no tienen ningún riesgo si sigues las indicaciones. No te preocupes, no te voy a pedir que toques el registro de Windows si no quieres o que desmontes el ordenador.
La belleza de esto es que son ajustes lógicos, de sentido común, que cualquiera con un poco de paciencia puede llevar a cabo. ¡Verás que no es tan intimidante como parece y te sentirás orgulloso/a de haberlo logrado tú mismo/a!